Cuántas
veces nos ha pasado que cuando éramos chicos tratábamos de explicar cosas que
ningún adulto entendía o cuántas veces nos pasa que nuestros hermanitos,
nuestros sobrinos e hijos nos explican cosas a las que les damos menor
importancia porque son chicos. Se puede decir que a medida que crecemos las
experiencias y los conocimientos nos hacen cerrar nuestra mente de a poco
eliminando opciones o comentarios por no considerarlas probables o lógicas. Son
esas opciones con las cuales los niños, con su pureza y gran imaginación terminan
dándole sentido a su mundo. Es por eso que me surgió la próxima hipótesis, “A
medida que crecemos perdemos la esencia pura de la infancia. Que sería la
imaginación, los sueños y el tener la cabeza abierta a cualquier aspecto de la
vida”. Ya que no se encuentra una explicación de por qué cuando somos niños
pensamos de esa forma y cuando crecemos la vamos perdiendo y volviéndonos más
lógicos.
En El principito, el
protagonista comentaba que a la edad de seis años había dibujado un elefante
comido por una serpiente boa, la cual se veía como un sombrero para todos los
adultos y el niño se quejaba de que nadie entendía su dibujo por lo que terminó haciendo un segundo dibujo
donde su mensaje de veía de manera clara. Él se quejaba diciendo “Las personas
grandes nunca comprenden nada por si solas y es cansador para los niños tener
que darles siempre y siempre explicaciones”.
El protagonista cuando crece decidió ser aviador, por lo que
conoció a mucha “gente grande” pero cuando veía a algunos que parecían mantener
la esencia de la niñez, les mostraba su primer dibujo del elefante y terminaban
respondiéndole que era un sombrero.
Vivió frustrado sin encontrar nadie que lograra entenderlo, porque él
había sido el único que mantuvo esa niñez a medida que crecía. Hasta que un día se extravió en el medio del
desierto del Sahara y conoció a un hombrecito que sí era como él, se podría
decir que era hasta más inocente. Estaba abierto a obtener nuevos
conocimientos, creía en todo lo que le decían y tenía muchísima imaginación
para interpretar las cosas.
El haberse encontrado con el principito, para el
protagonista había sido volver a encontrarse con su esencia, que a medida que
se relacionaba más con “gente grande” la iba perdiendo. El principito había
logrado que él reviviera todas esas sensaciones pertenecientes a su infancia,
pero esta vez junto a alguien que sí lo entendía.
Pero, ¿cómo es posible que las personas que fueron así en la
niñez cambien tanto al crecer?
Este tipo de evolución se ve de manera gráfica en la
película “Intensamente”, cuando las
emociones de Riley, Alegría y Tristeza pierden los recuerdos que iban a ir a la
memoria a largo plazo[1]
mandándolos a su eliminación o al vacío en la mente, lugar mejor conocido como
el inconsciente donde se guardan todos los recuerdos que creemos olvidados y
que se presentan en la consciencia mediante sueños, actos fallidos, etc.
En la memoria a largo plazo van nada más los recuerdos más
significativos de la persona, aquellos que construyen su personalidad y lo que
podría considerarse su mundo, ya que allí habitan sus experiencias de mayor
importancia. Tristeza y Alegría querían guardar esos recuerdos ya que eran muy
significativos para Riley. Pero por aquel accidente se termina desviando y
yendo a la zona del olvido y la eliminación.
El inconsciente es según Freud “todo contenido mental que no
se encuentra en la conciencia y al que el sujeto únicamente puede acceder con
dificultad.”. Si bien el inconsciente es un lugar que se conoce por tener
difícil acceso, Freud lo dividió en dos partes. La primera es el
“Preconsciente” que sería todo lo que no es consciente pero que se puede volver consciente de una manera
más fácil ya que son recuerdos ordinarios, y la segunda que es el
“Inconsciente” que son los recuerdos no conscientes y que muy difícilmente se
vuelvan conscientes ya que es muy
difícil encontrarlos. Estos recuerdos
perdidos habían caído en lo más profundo
del inconsciente donde es muy difícil el acceso y los personajes tuvieron que
realizar un viaje por toda la mente de Riley.
En el viaje observaron las secciones de la mente de Riley,
estaban “La isla de la bobada” que es la primera en apagarse, aquí es donde se
guardan todos los recuerdos que mantenían actitudes “bobas”, en realidad más
aniñadas, como hacer morisquetas o ruidos cómicos como cuando se escupe. Esta sección se apaga debido a que la
protagonista tenía once años y estaba en la etapa de cambio de niña a
adolescente, entonces esas actitudes aniñadas son mal vistas y hasta llegan a
dar un sentimiento de culpabilidad.
La hija de mi madrina, que también tiene once años, está
pasando por esa etapa de cambio y se vio este sentimiento de culpabilidad
cuando en una fiesta se veía atraída ante la
idea de jugar con todos sus primos más chicos. Justo antes de empezar,
dudó sobre la idea de jugar con ellos ya que ella quiere ser reconocida como
una adolescente y no como una nena más y el hecho de querer jugar provocó una
cierta culpabilidad en ella.
Así como esa sección, los amigos imaginarios también
aparecieron en la película, este es otro símbolo de la niñez, es más, habla del
poder que la imaginación tiene cuando somos chicos y de la capacidad de
resolver problemas ya que los amigos imaginarios son creados en momentos de
necesidad. Es tanta que hasta tenemos la capacidad de crear personas según
nuestras necesidades, así como creamos personas, creamos mundos y de hecho con
ese poder de imaginación podríamos crear muchas formas de mejorar la vida de las
personas, es por eso que se considera muy positivo el hecho de tener
imaginación. Pero como a medida de que crecemos eliminamos a estos amigos y más
aún cuando nos volvemos adolescentes los olvidamos mandándolos al inconsciente
este poder termina desapareciendo. Otro indicio de que a medida que crecemos
olvidamos lo que representa en nosotros la esencia de la niñez.
Ahora, si los amigos imaginarios son propios de la niñez y
se crean en momentos de necesidad ¿se puede asegurar que el principito es real?
Porque el protagonista del cuento se caracteriza por tener esa esencia de la
niñez, tener imaginación y demás, y encima en el texto cuenta que al principito
lo conoce cuando se estrella en el desierto del Sahara, por lo cual se podría
considerar que estaba en una situación de necesidad. Entonces, el principito
podría llegar a considerarse un amigo imaginario. Pero a su vez, si el
principito existiera y no fuera sólo un personaje de un cuento, y estuviera
leyendo este texto me retaría por no creer que alguien como él pudiese existir
ya que estaría basándome en la lógica y no abriendo mi mente a la imaginación y
la enorme cantidad de respuestas posibles ante esa pregunta.
Por otra parte, se podría decir que los niños empiezan a
perder su esencia en la etapa de los “¿Por qué?”, ya que es un momento de sus
vidas en el que empiezan a implementar la lógica. Ya no es asumir las cosas que
son dadas o abrirlas a muchas posibilidades, si no que buscan en sus padres o
referentes adultos una explicación que sacie su necesidad de conocimiento
concreto. Esta sería la etapa en la que
empezamos a cerrar nuestras mentes. Los niños con su imaginación pueden hacer
de una silla y un reloj una máquina del tiempo, o de una percha un arma súper
poderosa capaz de matar hasta a dinosaurios pero los adultos no son capaces de
ver las cosas de esa forma, se reducen al objeto en sí, si ven una silla es una
silla y no hay posibilidad de que sea otra cosa. Es por eso que cuando lo nenes
comparten esas cosas con los adultos, estos
últimos no pueden entenderlos.
El hecho de que los adultos se basen nada más que en la
lógica, en lo cierto, en lo que se ve, hace que no se fijen en las cosas
verdaderamente importantes, es por eso que el zorro le dice al principito, “No
se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. Los niños se basan en lo que ven, en lo que
imaginan, en lo que sienten, todo pasa por sus emociones, por su corazón, es
por eso que se los considera tan puros, tan inocentes. En cambio los adultos no
creen en todas esas cosas y no siempre siguen lo que sus corazones quieren, de
hecho muchas veces hasta lo ignoran, tratan de pensar y realizar todo con la
mente cuando hay cosas que van más allá. Por ejemplo la importancia de un recuerdo
se basa en las emociones que este produjo en nosotros, en lo que nos hizo
sentir, en cómo nos forma como personas, no hay una forma lógica de ver esto,
es por lo cual nunca van a verlo bien a no ser que empiecen por sus emociones. Sucede lo mismo con los objetos y su
importancia, su significado, por ejemplo si yo tuviera una pulsera que me
regalaron mis abuelos y esta para mi fuera muy importante, de una manera lógica
esto sería algo sin sentido porque es solamente una pulsera, en cambio si lo
veo desde un punto emocional, la pulsera es muy valiosa por todos los
sentimientos y todo lo que significa.
Si mantuviéramos esa forma de ver y pensar las cosas, es
decir con el corazón, con los sentimientos, la imaginación pero sin dejar de
utilizar la lógica ya que sirve para fundamentar las cosas aunque no en su totalidad, el mundo podría ser un
mejor lugar ya que los sentimientos de las personas son las cosas más puras que
tenemos y lamentablemente son las que
menos utilizamos debido a que perdemos su esencia cuando crecemos. Si
escucháramos a nuestros corazones y sintiéramos más por los otros el mundo se
convertiría en lugar mejor, donde todos podríamos simplemente ser nuestras
mejores versiones para con nosotros como para con los demás.
[1] Contiene
nuestros conocimientos del mundo físico, de la realidad social y cultural,
nuestros recuerdos autobiográficos, así como el lenguaje y los significados de
los conceptos. Aquí la información está bien organizada, facilitando su acceso
cuando es oportuno.